Más de 300 tejedores y tejedoras participaron en la confección del tradicional símbolo comunal en época navideña, que este año volcó hacia lo comunitario y social.
Uno de los símbolos más representativos y universales de estas fiestas es el árbol de Navidad. En casi todos los hogares, a principios de diciembre, se acostumbra a adornar el pino con luces, guirnaldas y figuras alusivas a la festividad.
Para la Municipalidad de Puente Alto es tradición embellecer su frontis con un enorme árbol, dándole la bienvenida a la época navideña. Sin embargo, en un año tan particular como el 2020, quisieron que el emblema comunal fuera aún más especial y tuviese un sentido social.
Por esta razón, se reemplazó la clásica estructura de plástico verde por una más llamativa y colorida. Se trata de miles de tejidos a crochet realizados por tejedoras y tejedores puentealtinos, quienes unieron sus trabajos para darle vida a un gigantesco árbol de navidad de 12 metros de altura.
“Este año ha sido muy duro para los puentealtinos, por eso quisimos mantener viva una de las más lindas tradiciones de nuestra comuna, pero dándole un sentido comunitario, donde cualquier vecino y vecina que lo deseara, pudiese ser parte de este hermoso proyecto”, expresó el alcalde Germán Codina.
Pero lejos de todo pronóstico, la recepción fue masiva, pues más de 300 personas participaron de esta iniciativa, entre integrantes de clubes de adulto mayor y distintas organizaciones sociales y vecinos que se enteraron de la convocatoria a través de las redes sociales municipales.
“Como organización, llevamos tres años tejiendo cuadrados a crochet para realizar mantas solidarias que entregamos a adultos mayores y personas que viven en campamentos. Así que nos motivó participar y contribuir con esta linda iniciativa”, comentó Rose Marín Muñoz, del club Tejiendo con Amor.
Es que además de lo significativo, una vez terminada la época navideña, este árbol conformado por más de 2 mil cuadrados de lana de 20×20 centímetros, se convertirá en frazadas para personas en situación de calle.
“Las lanas traen colores, vida y alegría. Para nosotras es una terapia y nos pone feliz poder aportar desde nuestro arte a que muchas personas que no tienen un hogar estable, al menos tengan abrigo. Eso es lo que representa este árbol, amor por el tejido y por el prójimo”, añadió Luisa Castillo, integrante del club Lazos de Corazón.